«Ahora que se está acercando la Navidad, una tradición muy arraigada en todo el territorio nacional es la colocación del Belén. Cada año vemos diferentes montajes del Nacimiento del Niño Jesús con las figuritas principales del misterio La Virgen María, San José, el Niño Jesús, la mula y el buey; así como pastores, pescadores, lavanderas, y un sinfín de diferentes imágenes que representan los más variados oficios. Y sin olvidarnos del Ángel que anuncia el nacimiento del Niño Jesús a los pastores; o Herodes y su castillo.
La primera vez que se instaló un Belén fue en tiempos de San Francisco de Asís, concretamente a el año 1223.
El Santo de Asís tuvo que pedir autorización al Papa Honorio III para poder instalar el Belén. Las gentes del pueblo quedaron tan impresionadas con el acto, que hicieron que esta costumbre se propagara por otros pueblos y ciudades, y desde entonces es tradicional poner un Belén en cada hogar en estas entrañables fechas.
La Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, la Fuente del Caño, la Fuente del Dedo Gordo, el Monumento a la familia en la Plaza de la Constitución, (hoy trasladado a la entrada del edificio de Servicios sociales), la Atalaya de Torrelodones, el Parque J.H., el Mojón de las Cinco Leguas, el Deposito del agua y fuente de 1945, entre otros.
A continuación transcribo el documento que nos facilitó su autor, Don Pablo Martínez Palomero, que consiste en una guía para descubrir esos monumentos, lugares típicos y rincones de nuestro querido pueblo que se encuentran diseminados en el citado Belén.
En la parte central se puede ver una huerta, con espantapájaros incluido para ahuyentar a las aves que en ella quieren posarse y encontrar su alimento, y también se puede adivinar una charca para dar motivo a colocar la clásica lavandera.
En lugar destacado y en el centro del Nacimiento, se contempla el precioso templo del pueblo lleno de historia y maravilla de construcción.
A la derecha de la Torre, se puede contemplar un bosquecillo de lodones o almeces, y a su izquierda otro de lodones o jaras, que ambos pueden ser el origen del toponímico del poblado, aunque otros aseguran que fueron los lodos o barros los que dieron nombre al pueblo.