Nuestro colaborador Fernando Villaverde Martín nos brinda una interesante crónica de la reciente conferencia organizada por la Sociedad Caminera, sobre Torrelodones en la literatura del Siglo XIX; la que se reproduce a continuación:
Un acercamiento a Torrelodones a través de la literatura del siglo XIX
Se celebró la conferencia «Torrelodones visto a través de la mirada de los escritores del siglo XIX: entre la realidad y el mito». Un acercamiento a Torrelodones y la literatura”. Programada por la Sociedad Caminera del Real del Manzanares, y en colaboración con el Ayuntamiento de Torrelodones, fue impartida por la vicepresidenta de los camineros, Isabel Pérez Van Kappen, en la sala de usos múltiples de la Casa de Cultura.
La charla se desarrolló de forma novedosa, la ponente estuvo acompañada durante todo el evento por el actor Paco Angulo, que con su voz agradable, tuvo como misión leer los párrafos, que la conferenciante seleccionaba de los libros escogidos.
La época elegida para esta charla, fue el largo siglo XIX: el espacio comprendido entre 1789, principio de la revolución francesa, y 1914, inicio de la Primera Guerra Mundial.
Los textos elegidos por la conferenciante para la charla, de un total de 250 libros, 80 de ellos hacen referencia a este siglo XIX, centrándose solo en la literatura en castellano y olvidándose de la poesía. Entre los seleccionados también utilizo los Diccionarios muy abundantes en el siglo XIX, y las Guías de viajes.
Tras una breve explicación, comenzó haciendo referencia a un libro desconocido para la gran mayoría de los asistentes “La hija de Don Quijote” (1901) de José Menéndez Agusty, novela breve que tiene por protagonista, a una mujer llamada Resucita, el argumento de la obra, que se desarrolla en gran parte en Torrelodones, es el siguiente:
…”Resucita (Resurrección), es una chica joven que vive en un pueblo manchego, se queda huérfana y como no le queda ningún familiar, decide irse a vivir a Madrid con unos tíos lejanos, pensando encontrar al amor de su vida en la gran ciudad.
Al poco tiempo de llegar, en uno de los primeros días de la primavera, oye música que proviene de un piano de un piso inferior, tocado por un hombre, Oscar, al instante se enamora de él y empiezan una relación. El es un músico ciego y como la inspiración se le resiste, decide irse a vivir a Torrelodones, donde ha alquilado una casa, pues piensa que estará más tranquilo y podrá componer mejor.
Ante el dilema de quedarse sola en Madrid, o irse con su novio, decide irse a vivir a Torrelodones con él. Al principio la vida es totalmente feliz, pasean por el campo, se sientan en las piedras del camino para descansar, cuida de las gallinas a las que pone nombres, cenan temprano y se van a la cama pronto para poder madrugar y ver el amanecer,
Pero pasa el tiempo, y todo lo que le parecía feliz y bonito, se vuelve aburrido y triste, y eso se refleja en las cartas que manda a su tutor en Madrid.
…”El campo está muy triste, pardo y sin aromas”…”el paisaje me tiene sin cuidado, me parece de escenografía, falso y pintado de cualquier manera”…
El título de la obra “la hija de Don Quijote” viene porque esta mujer es manchega y es una cabezota y consigue lo que se propone.
Esta obra fue el hilo conductor de la conferencia, cada párrafo, que el actor leía de esta obra, elegido por la ponente. nos llevaba a distintos temas que fue desgranando: describiendo como son las casas de Torrelodones, los numerosos caminos que pasaban por aquí comunicando con el norte de la península, estos caminos, se mencionan en 18 obras, también nos contó los peligros de los bandoleros que asaltaban a los viajeros en estos caminos, así mismo hablo de los escasos mesones que había en esa época, nos relató algunos curiosidades que sucedieron en Torrelodones en épocas de guerras napoleónicas y carlistas. Siguió con la importancia que supusieron los caminos de hierro para el desarrollo de los pueblos, y en concreto para Torrelodones, el comenzando el auge de la Colonia, el apeadero del tren se inauguró en 1864, y el tema del ferrocarril es mencionado en 21 obras, nos expuso la visión de algunos viajeros al pasar por la trinchera del ferrocarril de Torrelodones, donde uno elogia con bellas palabras, el paisaje lleno de rocas.
…”Piedras enormes, negruzcas, verdosas se amontonan o se detienen en su rodar temeroso, o dormitan en lo alto de un montículo”…”un arbusto brota su esbeltez entre dos peñas, una piedra colosal aplasta un enjambre de piedras pequeñitas”…
Y otros ven ese mismo paisaje como yermo y árido.
…”Allí la vegetación es casi nula, las colinas son agrias y riscosas y el ambiente falto de poesía y vida”…
En dos obras se habla del telégrafo óptico a pesar del poco tiempo que estuvo en funcionamiento.
Del Canal del Guadarrama se habla entre 1785 y 1865 en los grandes diccionarios de la época en casi una decena de obras. La fundición de cobre aparece citada en una obra, estaba ubicada en la colonia de las minas de Galapagar, al lado del puente Herreriano, y también hace mención a una fábrica de aserrar mármol, activa solo 10 años. Y por último la atalaya aparece como referencia al nombre del pueblo en los diccionarios, pero en esa época nunca aparece en ningún otro libro.
En esta charla el actor, Paco Angulo, leyó más de una veintena de párrafos de distintas obras citadas por la ponente, entre las que destacamos las escritas por Javier de Burgos, Benito Perez Galdós y Pio Baroja entre otros.
(Texto e imágenes: Fernando Villaverde Martín)