El pasado 25 de junio 2015, Rubén Díaz, que fue durante la pasada legislatura concejal y portavoz de acTÚa, y que se presentó como número 2 en las listas del nuevo partido Confluencia Ciudadana a las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, fue agasajado con una fiesta sorpresa en el bar-restaurante El Torreón, de la Colonia de Torrelodones.
Si bien la idea partió de sus compañeros de grupo político, que querían agradecerle todo el tiempo y el esfuerzo dedicados «a luchar por lo que consideraba justo», en especial durante los últimos 4 años; muchos otros quisieron sumarse al merecido homenaje. Entre estos últimos se contaban personas sin adscripción política alguna, y otras pertenecientes a formaciones ideológicamente alejadas de su partido progresista, pero que saben de los esfuerzos realizados por Rubén, encaminados siempre a intentar conseguir lo mejor para los ciudadanos de Torrelodones, y en especial, para los más desfavorecidos.
La estratagema empleada para hacer acudir a Rubén Díaz a la fiesta sorpresa no podía fallar. Rubén se dedica profesional y vocacionalmente a la «protección de menores»; así que su amigo Pedro lo citó para mantener una charla con los padres de «una niña problemática». Sabían que si se trataba de ayudar a un menor en problemas, Rubén acudiría puntualmente. Y así lo hizo. A las 21:00 h, llegaba a la supuesta cita en El Torreón, y se encontró con la sorpresa: decenas de amigos que querían demostrarle su cariño y gratitud.
Rubén, sin ningún afán de protagonismo, ha cumplido la misión de representar a un grupo político, con todos los sinsabores que la experiencia conlleva. Ha sido «el mascarón de proa» de la formación, tal como lo reconocen en la carta que firmaron todos y leyó Ana Hurtado en su homenaje.
«Has sido nuestro mascarón de proa, nuestra insignia y nuestro representante ante toda la ciudadanía. Y nos sentimos orgullosos por ello. Porque podemos presumir de tu talante, que nos identifica, de tu moderación y de tu templanza.
Has mantenido el contacto permanente con tu grupo, con nosotros, has consultado, comunicado, compartido cada asunto, por insignificante que pudiera ser, para consensuar, para pedir opinión, para aunar criterios, manteniendo siempre la cohesión, la unidad y el sentimiento de grupo; escuchando a todos, teniendo en cuenta cada opinión, con la sencillez y el respeto que te caracterizan», expresan sus compañeros en un pasaje de la carta que le dedicaron.
Rubén es ante todo una gran persona; y así lo perciben los que le conocen. Su disposición a escuchar, a dialogar, a involucrarse en los problemas de los demás, y siempre con una sonrisa franca; hablan de él de manera inevitable. Por eso se ha granjeado el cariño y la amistad de tanta gente, incluso entre sus adversarios políticos.
Durante el cálido homenaje, le regalaron algunos objetos personales comprados con una pequeña aportación de mucha gente. Aunque algunos participantes del regalo no pudieron asistir, quisieron contribuir para demostrarle su aprecio. Un libro, unas zapatillas de deporte y unas gafas de sol; acompañaban la carta impresa que le dedicaron sus compañeros y que se puede leer junto a estas líneas.
Su mujer —Lourdes—, así como sus hijos; han tenido que compartir el escaso tiempo de Rubén con su trabajo, tantas veces ingrato. Desde estas líneas nos sumamos con cariño al reconocimiento a Rubén por su esfuerzo y dedicación en estos años, y lo hacemos extensivo a su maravillosa familia.
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