La nueva agrupación política de izquierdas, Confluencia Ciudadana en Torrelodones, que se presenta a las elecciones municipales con Ana Martín Bartolomesanz como candidata a la Alcaldía, ha emitido el comunicado que se transcribe a continuación, en relación a la denuncia interpuesta por la ex mujer del concejal de Seguridad de Torrelodones, que tramita el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer Nº 1 de Collado Villalba; y al «apoyo incondicional» de Vecinos por Torrelodones al número 2 de su candidatura.
“LA MUJER DEL CÉSAR NO SOLO DEBE SER HONESTA, SINO PARECERLO”
«Ante la publicación en el periódico “El Mundo” de la existencia de una denuncia por violencia de género contra el primer teniente de alcalde y concejal delegado de Seguridad y Educación D. Gonzalo Santamaría, del partido Vecinos por Torrelodones, la reacción de la alcaldesa y de los componentes de dicho partido fue tratar de desviar la atención culpabilizando al mensajero y aduciendo una especie de conspiración encaminada a perjudicar su campaña electoral y atreviéndose a presentar al citado concejal como número 2 de su candidatura a las próximas elecciones.
Respetando siempre de forma escrupulosa la presunción de inocencia, consideramos que la actuación de la alcaldesa no ha sido la correcta, puesto que hasta que no se pronuncie el juez, la persona sobre la que recae una denuncia de este tipo, debe ser apartada de cualquier cargo público de forma cautelar.
Así lo solicitaron oportunamente el PP y el grupo municipal Actúa, mientras que el PSOE local decidió sorprendentemente apoyar al concejal y aprobar que se mantuviera en su puesto, lo cual no deja de ser paradójico teniendo en cuenta que el señor López Aguilar, denunciado por el mismo hecho, fue inmediatamente suspendido de militancia por el PSOE nacional.
La violencia de género es una de las lacras de nuestra sociedad y debemos luchar contra ella desde cualquier posición y todos unidos.
Es cierto que siempre se corre el riesgo de los juicios paralelos y del linchamiento antes de que se haya llevado a cabo la investigación pertinente y se haya dictado sentencia.
Pero apoyar y mantener en un cargo público a una persona denunciada, y sabiendo que un juzgado, como el de Collado-Villalba en este caso, ha estimado que los hechos resultantes “hacen presumir la posible existencia de una infracción penal”, y que la causa sigue su curso, no es un gesto que honre a nadie, ni al denunciado —que debería haber dejado su puesto— ni a los que le mantienen en él. Eso no es honorabilidad, eso es pensar que están por encima y que a ellos se les perdona todo. Y se equivocan.
Los que tan afanosamente defienden la inocencia de una persona, sin conocer todos los detalles, están a su vez poniéndose en contra de la otra parte, que tiene el mismo derecho a la presunción de inocencia que el denunciado.
Y en este caso en concreto, no solo están señalando como culpable a la mujer que se atrevió a denunciar, sino también a su hijo, que de forma voluntaria y siendo mayor de edad, ha declarado públicamente que ha sufrido maltrato psicológico por parte de su padre.
La violencia de género es un delito que está siendo cometido con una frecuencia preocupante Son inconcebibles los comentarios que algunas personas se han permitido colgar en las redes para demostrar su apoyo al concejal, porque lo que realmente acaban demostrando es ignorancia y gran falta de sentido común. Los delitos contra la integridad física que se puedan cometer en el ámbito doméstico no son “asuntos personales”. Seamos serios. Y seamos también responsables.
La publicación de una fotografía de este concejal rodeado de un nutrido grupo de mujeres felices y sonrientes causa sonrojo.
Esas mujeres, con su gesto de apoyo incondicional al Concejal denunciado y presunto maltratador, están criminalizando a una mujer que se ha atrevido a denunciar.
Es comprensible entonces el temor de muchas mujeres a denunciar, porque no solo tienen miedo a su maltratador, tienen miedo a esa gente que las coloca siempre en el círculo de la sospecha.
Insistimos en el respeto a la presunción de inocencia del señor Santamaría, pero es de obligado cumplimiento el respeto también a su ex mujer.
Pero ese respeto no nos impide insistir en que esta persona debe ser apartada de cualquier cargo público que ostente. Por responsabilidad, por honradez y por honestidad.
En el año 68 a. C., el emperador Julio César se divorció de su esposa Pompeya Sila por verse ésta involucrada en un escándalo del cual era manifiestamente inocente, argumentando que “La mujer del César debe estar por encima de cualquier sospecha”».
«Los servidores públicos no sólo deben ser honestos, sino parecerlo».
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Enhorabuena a Confluencia por su valiente postura defendiendo la lucha contra la violencia de genero