Mañana 15 de marzo de 2013, a las 20:00 horas, en la Parroquia San Ignacio de Loyola, de la colonia de Torrelodones, se celebrará una Misa Funeral por el alma de D. Carlos Bailly-Baillière y de Tró, que falleció en Madrid, habiendo recibido los Santos Sacramentos, el pasado día 23 de febrero de 2013.
Don Carlos era Doctor Arquitecto, Ministro Extraordinario de la Eucaristía y Congregante Mariano. Hombre de fuertes convicciones religiosas, transitó los últimos años de vida con su enfermedad mortal a cuestas, de manera ejemplar. Esa Fe inconmovible, es el principal legado que quiso transmitir y transmitió -junto a su mujer, Piluca-, a sus hijos y nietos.
Nacido en San Sebastián (Guipúzcoa), el 2 de abril de 1939, a los pocos meses de vida comenzó a disfrutar de Torrelodones, donde sus antepasados habían recalado décadas antes. Amó profundamente esta tierra, en la que hasta el final, siempre encontró el sosiego, la tranquilidad y el descanso que buscaba, entre sus encinas, jaras, familia y amigos.
Fue un hombre bueno, recto, leal. Un hombre íntegro, de sonrisa y lágrima fácil. Su mirada franca traslucía la bondad de su corazón. Austero para con él, generoso y solidario con los demás. D. Carlos ha dejado un recuerdo imborrable en los que tuvimos la suerte de conocerlo.
Su mujer, M.ª del Pilar González Aguilar; sus hijos, Pilar, Belén, Magdalena, Ana, Carlos y Álvaro; hijos políticos, Sebastián Iturrioz, Manuel Ocharan, Esteban Ollero, Luis Ortega, Ana Ordovás y Raquel Domínguez; hermanos, Mercedes, Luz y Luis; hermanos políticos; nietos, Sebastián, Pilar, Mercedes, Guillermo, Macarena y Tomás Iturrioz Bailly-Baillière; Esmeralda y Estefanía Ocharan Bailly-Baillière; Magdalena, Esteban, Eduardo, Carlota y Belén Ollero Bailly-Baillière; Luis y Javier Ortega Bailly-Baillière; Carlos, Ana y Casilda Bailly-Baillière Ordovás; Belén y Valeria Bailly-Baillière Domínguez; primos, sobrinos, sobrinos políticos, sobrinos nietos, demás familia y amigos RUEGAN una oración por su alma, a la vez que agradecen las innumerables muestras de apoyo y cariño recibidas.
El entierro se celebró en la intimidad, en el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena.
El funeral por su eterno descanso se celebrará (D.m.), el viernes día 15 de marzo, a las veinte horas, en la parroquia de San Ignacio de Loyola, Paseo Andrés Vergara, 5, de Torrelodones, Madrid.
Querido Carlos, Descansa en Paz.
Que noticia tan triste.
Recibid toda mi solidaridad y cariño en este momento tan duro pero a la vez con la paz de quien ya no sufre y siempre con la esperanza del reencuentro. Aun sin conocerle, efectivamente «Su mirada franca traslucía la bondad de su corazón». Precioso homenaje y dedicatoria a un ser tan querido. Un fuerte abrazo
Ha sido una gran pérdida pero deja un legado que no tiene precio. Su familia.
Un abrazo muy fuerte.
“No perdáis nunca la fe en Dios, ni en los momentos más duros. Él os acompañará y dará ánimos para seguir. Todo lo puede.
Confiad en María su Madre y Madre nuestra. Ella me acompañó siempre cuando era niño y me sigue acompañando ahora que ya soy abuelete. Siempre le pido consejo y su intercesión hacia su Hijo, Jesús.
Le ruego por la abuela, por todos mis hijos y por mi nietos, para que acuda en las necesidades de cada uno, según su santa voluntad. No siempre lo que le pedimos es lo que más nos conviene, recordadlo”.
Recomendaciones de Carlos a sus queridísimos nietos 11/05/2004
Qué sorpresa, no sabía que estuviera tan enfermo. Yo si tuve el gusto de conocerle y siempre me pareció una persona excelente, que trasmitía bondad y serenidad. Lamento de corazón esta pérdida y desde aquí transmito mis condolencias a su familia tan numerosa en nuestro municipio. También quiero hacer llegar mi consuelo y los mejores deseos a esta redacción, ya que veo que tiene una relación muy cercana a él.
Carta escrita por Carlos durante su enfermedad, 08/2010:
¡¡¡QUÉ EXPERIENCIA!!!
“Quién iba a decirme hace 8 meses que mi vida iba a cambiar radicalmente. Que iba a estar pendiente de consultas con especialistas médicos, pruebas,… esperanzado que tras tantas investigaciones descubrirían las causas de mis dolencias.
Ha pasado el tiempo, y me ha servido para darme cuenta de la cantidad de gente que me quiere. He visto hecho realidad eso que confesamos en el Credo: creo en la comunión de los santos. Esa común-unión de todos cuantos nos confesamos cristianos, que hacemos una piña común en nuestras intenciones por aquel que necesita de esa ayuda.
Vosotros sois los santos que con asiduidad, devoción y fe os unís en esa súplica que os agradezco en el alma.
Los caminos del Señor son insondables, ya lo sabemos, pero es bueno y hasta educativo tener ocasión de experimentarlo. Siempre dejamos para el final, como si conociéramos la fecha de ese final, el tratar de acomodar nuestra vida al Evangelio; de cumplir la misión que como cristianos libremente hemos aceptado de propagar el Reino de Dios, predicando con el ejemplo.
Qué olvidado lo tenemos. Es necesario que ocurran estas cosas para que nos despierten de nuestro letargo. Gracias a Dios este tiempo de enfermedad me ha servido de reflexión. Me han ido pasando por el recuerdo tantos pasajes evangélicos que parecen escritos para mi caso… Me fijo en el pasaje aquel, tan optimista, en el que el Señor nos dice que no nos preocupemos de con qué nos vestiremos, ni de qué comeremos, explicando que a los lirios y a las hierbas del campo, siendo para Él mucho menos importantes que el hombre, hecho a su imagen y semejanza, les ha dotado de un vestido que ni el rey Salomón en todo su esplendor fue capaz de vestir.
En mi caso, esto lo traduzco como que este vestido de dolencia y enfermedad con el que me ha vestido ahora el Señor, tiene para Él un valor superior al de los lirios del campo. Que no me preocupe de mis males y dolencias, que aunque no llegue a alcanzar su por qué, me ha vestido con esta enfermedad para mi bien. Confío realmente que de ella ha de derivar algo bueno, algo maravilloso para mi alma.
Estoy viejo y chocho y en estas condiciones me emociono enormemente con tantas muestras de cariño de todos vosotros, que sé que son auténticas, que os agradezco y doy gracias a Dios.
Y qué os voy a decir a mis queridísimos hijos, hermanos, sobrinos y nietos, que me habéis vaciado de lágrimas los ojos. Cada palabra vuestra, cada mirada; cada beso; cada carta; cada fotografía. Cada detalle y han sido infinitos, me han llenado de emoción. Las lágrimas no dejaban agradecéroslo suficientemente de palabra. Todos habéis sido maravillosos. No tengo palabras por todo lo que habéis hecho por mamá y por mí. Os quiero de corazón.
Falta mi reconocimiento público a la labor callada y sufrida de mamá. Por cómo sigue adelante haciendo caso omiso a mis palabras desagradables y desconsideradas cuando únicamente solo se preocupa por mi bienestar. Gracias a ella he ido pasando estos meses orando y confiando en Dios. Perdóname y que Dios te lo pague Pilo.
A todos, un beso muy grande”.
….Siempre será doloroso perder a alguien tan cercano. Mis más sensibles condolencias para los familiares y seres queridos de esta persona maravillosa. Que Dios lo tenga en Su santa presencia.
Siento profundamente la muerte de tu padre,Pilar. Es sorprendente pero acabo de enterarme. El otro día te vi, charle contigo y no podía imaginar que vives con el dolor de su perdida.He leído su carta y he visto es sus ojos la inmensa bondad de su corazón. Que gran privilegio para ti y toda tu familia el haberle tenido con vosotros. Ahora seguro que estará velando por todos. Un abrazo para toda tu familia.
Paloma