“Cosecharás tu siembra”, reza la indiscutible admonición bíblica. Y, Mª Carmen Carrasco –que con sesenta años de edad y casi treinta y nueve de servicios, se acaba de jubilar-, lleva 29 años sembrando cariño en Torrelodones.
Una sucesión de acontecimientos felices –que sin duda continuarán-, ponen colofón de lujo al idilio entre una Maestra de alma, con el Colegio Nuestra Señora de Lourdes, de Torrelodones y un pueblo que hoy se vuelca agradecido por su inestimable aporte a nuestra sociedad.
Sus compañeros (docentes y no docentes), alumnos, padres de alumnos, su familia y hasta el Ayuntamiento, quisieron demostrarle su cariño y gratitud, preparándole un original e inolvidable homenaje en su último día al frente de la clase.
El viernes 20 de abril de 2012, Mª Carmen se sorprendió al llegar al colegio y verse a sí misma en la portada de la revista ¡Hola!, junto a un titular que decía: “Mª Carmen Carrasco nos abre las puertas de su casa caribeña”. Al ver el cartel, exclamó “pero si yo no tengo ninguna casa en el Caribe… la tengo en Salamanca!”. La broma, elucubrada por los profesores y desarrollada por el marido de una compañera, diseñador gráfico, tenía una razón de ser…
“Cuando me enfadaba decía: cuando me jubile me iré al Caribe y no se sí volveré…”, nos confesó la maestra más antigua del Lourdes. Francisco Aguadero, su marido y compañero en las alegrías y en las penas, se quedó con la copla repetida a lo largo de los años, y decidió hacer realidad la ilusión de Mª Carmen, regalándole por sorpresa el merecido viaje de relax…al Caribe mexicano.
“Me encontré a todos los niños en fila en el patio, con una alfombra roja y al final un coche, esperándome para ir al Caribe”. Mientras cruzaba la alfombra roja, los alumnos -que al igual que los profesores y personal del colegio disfrutaron como si ellos también fuesen a viajar-, regaron a Mª Carmen con confeti y pétalos de cariño. Además, le dedicaron poesías, dibujos, e innumerables sonrisas de franca alegría, por verla tan contenta.
“Me sentía en una nube”, manifestó la profesora que afirma haber sido “muy feliz trabajando”, pues le “encanta” su profesión.
Tras un paseo simbólico por la colonia, en la furgoneta adornada para la ocasión –en realidad, no saldrían de viaje hasta el lunes-, siguió una colorida fiesta. Comida con los compañeros y por la tarde, una merienda con los niños y padres, puso broche de oro a la excelente correlación que Mª Carmen tuvo siempre con los niños, los padres, los profesores, y el resto de la comunidad educativa.
En ese día de fiesta, en que todos quisieron rendir homenaje a Mª Carmen, obtuvo también el reconocimiento oficial a su labor. “El Ayuntamiento de Torrelodones, a María del Carmen Carrasco González, en agradecimiento por sus veintinueve años de dedicación docente en este municipio. En Torrelodones, a 20 de abril de 2012”, expresa la placa conmemorativa que recibió emocionada de manos del Concejal de Educación de Torrelodones, Gonzalo Santamaría, que acudió acompañado de la Concejal de Desarrollo Local y Servicios Sociales, Raquel Fernández.
“El profesor no sólo está para transmitir conocimientos, sino para formar como persona”, afirma esta docente de temprana vocación, que siendo niña ya cogía una tiza para enseñar a otros niños las letras y números, en la improvisada pizarra de los muros de ladrillo del barrio, en su Salamanca natal. “Al final decidí hacer magisterio y es lo que he hecho durante toda mi vida”, nos cuenta la profesora, que afirma que «los niños me han enseñado más a mí que yo a ellos”.
Ya de vuelta del viaje, con un envidiable moreno caribeño, nos honró con su visita en esta Redacción. Nos contó sobre el fantástico viaje que hizo junto a su marido, y aprovechamos a preguntarle entre otras cosas, cómo y cuándo llegó a Torrelodones.
Salió de su pueblo “en la época en que todo el mundo se marchaba a Bilbao, Barcelona o Madrid”, y siguiendo los pasos de Francisco Aguadero –que ya estaba allí-, se instaló en la ciudad condal. En Barcelona, Mª Carmen y Francisco se casaron, y fue allí donde nacieron sus primeras hijas, Celia y Elena. (Su tercera hija, Marta, nació cuando la familia ya vivía en Torrelodones).
“Francisco trabajaba en una multinacional y lo destinaron a San Fernando de Henares”, nos comentó. Y así llegó la familia Aguadero-Carrasco hasta Madrid. El destino la iba acercando a Torrelodones.
Tiempo después, surgió una plaza de profesor en la Escuela de Patronato Nuestra Sra. de Lourdes de Torrelodones. Un internado regido por las religiosas “Hijas de la Caridad”, a cuya escuela acudían los niños del internado, y otros, de familias de la zona. El internado donde comían y dormían los niños, estaba en el edificio de la actual Escuela Infantil El Tomillar. Ese centro de educación infantil y primaria, es el germen de lo que más tarde sería el Colegio Ntra. Sra. de Lourdes.
Antes de solicitar la plaza vacante en la Escuela de Patronato, vino junto a su marido a conocer el municipio. “Vinimos a ver el sitio y nos encantó Torre…”, rememora. En aquella oportunidad le dijo Francisco: “si te sale la plaza nos venimos a vivir aquí”, recuerda, Mª Carmen.
Le otorgaron la plaza, y gracias a ello, en 1983, Mª Carmen llegó a Torrelodones, donde desplegó su vocación de servicio durante casi tres décadas. Así entiende ella la docencia: “la educación en un servicio hacia los demás”.
A partir de que la escuela dejó de estar en manos de las “Hijas de la Caridad” y se hizo cargo de ella la Comunidad de Madrid, todo el profesorado que se fue incorporando eran maestras, aunque algunas de esas monjas continuaron un tiempo, ya que también habían estudiado magisterio.
El colegio estuvo a punto de ser cerrado, pues “no querían que fuese un gueto” de los niños del Internado, y querían distribuir a los alumnos en otros centros de la localidad.
“Los padres y los docentes lucharon mucho para que el cole no se cerrara”, recuerda Mª Carmen. Fue en 1987, cuando se consiguió que el colegio pasara de la categoría “especial” que tenía, al régimen “ordinario”.
De ese tiempo, en que la escuela se convierte en colegio público, se cumplen este 2012, 25 años. Y según nos comentó Agustín Martínez Tejeda, el Director del Lourdes, pretenden celebrar el aniversario con una gran fiesta, convocando a los antiguos alumnos.
Los padres consiguieron que se construyera un nuevo edificio para el colegio Lourdes. «Mientras hacian el colegio nuevo, estuvimos en el edificio del colegio Los Angeles, hasta que en 1990 se inauguró el actual colegio», nos cuenta. Como anécdota añadió, que al compartir comedor, tenían que comer «prontísimo», ya que primero comían los alumnos del Lourdes, y después los de Los Ángeles.
¿Quién dirigía el colegio antes de Agustín?, le preguntamos a Mª Carmen. «Primero fue directora Sor Pilar, luego Isabel». El colegio se fue ampliando. «Ahora hay 3 unidades de educación infantil y 7 de primaria. Los niños se forman desde los 3 años hasta sexto. Es un colegio pequeño, muy familiar”, añadió con orgullo.
Y a muchos nos consta, que los alumnos y padres que pasan por allí, se quedan con un bonito y perdurable recuerdo.
Mª Carmen ha comenzado a vivir la etapa del “júbilo”, y desde estas líneas, le deseamos muchos momentos gratos, como los recientemente vividos. Sin embargo, la vocación no se “jubila” y Mª Carmen seguramente seguirá ejerciendo su profesión “extraoficialmente”. Ya sin madrugones, programas que cumplir, ni exámenes para corregir, no nos cabe duda de que sus nietos y otros privilegiados, continuarán disfrutando de sus clases.
También continuará vinculada al Lourdes, de hecho, nada más volver del Caribe, hemos tenido oportunidad de verla y fotografiarla en el aula, donde tan a gusto se ha encontrado siempre.
“El trabajo diario, basado en observación, concentración y atención. El gusto por las cosas bien hechas (lo has trabajado, pero ahora preséntalo bien, ha repetido incansablemente). Fomentar la creatividad… el respeto hacia los demás y fundamentalmente el ser buenas personas”, fueron pilares básicos de la formación que Mª Carmen ha dado a sus pequeños y maleables alumnos.
Centenares de niños, ya hombres y mujeres, llevarán por siempre -en Torrelodones o allá donde vayan-, la huella indeleble que Mª Carmen les imprimió con paciencia, cariño, profesionalidad y ejemplo. Esas «buenas personas», quizás sin tomar conciencia de ello, continuarán propagando la labor de su maestra.
¡Enhorabuena y muchas gracias por todo, Mª Carmen!
Algunas imágenes del día del homenaje y otras del viaje a Cancún:
….esto es amor por la enseñanza. Gracias Mª Carmen por haber enseñado a nuestros hijos a ser mejores personas, ellos te recordaran siempre porque siempre estaras en sus pequeños corazoncitos.
Mari Carmen es una gran señora, sin duda alguna la persona más generosa que he conocido en mi vida. Me emociona pensar ¡que es amiga mía!!
Grandísima profesora. Le agradeceré siempre la paciecia que tuvo con mi hijo Javier, gracias a ella comprendió que estudiar era fácil y posible. Muchas gracias por ser tan buena en tu trabajo.