viernes, 19 abril 2024
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Teatro infantil: » El Refugio» en Torrelodones

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El Refugio, de Rosa DíazEl próximo sábado 15 de octubre, a las 18:00 horas en la Casa de la Cultura de Torrelodones (c/. Rosario Manzanaque, 1) La Rous Teatro presentará «El Refugio», una obra de Rosa Díaz.  Actriz y directora, ha sido galardonada con el premio a la Mejor Interpretación femenina. Premio al mejor espectáculo en  FETEN 2011.
Dirección: Llanos Campos y Rosa Díaz.  El precio de las entradas es de 6 € (bonificación del 50 % para tercera edad y carnet joven y menores de 13 años).  La obra está recomendada para niñ@s a partir de 7 años y para adultos.
Sinopsis:
«Crei que las guerras eran algo que ocurría a los demás. Hasta que tuve 9 años, todo lo que sabía de las guerras era que habían ocurrido en un momento lejano de la historia o que estaban ocurriendo en algún lugar lejano de la geografía.
Ni siquiera cuando la guerra avanzaba lentamente hacia mi ciudad natal, estrechando su cerco a través de pueblos y aldeas, creí que aquello fuese a ocurrirme a mí. Jamás se me pasó por la cabeza que una guerra estallaría en mi ciudad, lo pondría todo patas arriba y partiría mi vida en un antes y un después. El antes y el después de la guerra.»
Eva es una niña en mitad de una guerra. Mira el mundo a través del agujero del refugio en el que se esconde… y espera.
Espera y se pregunta: ¿De qué sirve una niña en una guerra?
Hablan de la guerra. Más en concreto, de sus efectos sobre las personas… sobre los niños.
Eva es una niña de apenas nueve años que, al inicio de una guerra –de cualquiera- ha quedado encerrada en un antiguo refugio del que no consigue salir. Pasa el tiempo y, lo que al principio parecía un juego, una anécdota, se convierte en permanente… En terrible. Allí dentro, en una situación precaria y sin referentes adultos, todo se vuelve difícil y extraño.
Mientras se acaba la comida, el agua, se agota también la esperanza. Eva escribe cartas a su padres que nunca llegan a destino, grita, aunque nadie la oye… sobrevive, aunque el tiempo la marca de forma indeleble.
Las heridas más grandes que las guerras dejan en los niños no son las del cuerpo; son las de la soledad y el desarraigo, son las de la falta del apoyo, del cuidado y el amparo familiar.
Y, al final, en medio de la locura que continúa fuera, ella descubre que los niños de nada sirven en las guerras. Nadie les pide permiso para arrasar sus vidas, para destruir su inocencia y acabar con su alegría. Sólo las sufren, sólo las padecen entre el horror y el silencio.
Esta historia es, pues, al tiempo tierna, dulce y dolorosa. Como la verdad. Construyen un infantil para que nuestros niños empaticen con otros que, muchas veces al otro lado del mundo, y otras justo a su lado, sufren vidas que nadie debería tener.

El espectáculo, desde un lenguaje directo y sincero, plantea un tema ciertamente crudo desde una óptica realista, aunque no exenta de humor y poesía.  De formato mediano, y con una dramaturgia principalmente visual, la función se desarrolla en un espacio único: un refugio abandonado bajo tierra con un único agujero que hace de nexo con el exterior. En este lugar aislado, áspero, la acción se desglosa en tres bloques que son, a su vez, los tres estadios por los que pasa la protagonista. En el primero, todo es inocente y ameno y parece casi un juego. La guerra acaba de llegar y Eva aún no sabe bien cómo recibirla. En el bloque central, la niña intenta mantener el orden correcto de la vida mientras espera un rescate que se dilata en el tiempo. En el acto final, la realidad, cruda e inevitable, es lo único que viene a su encuentro.

Ambientada en una guerra cualquiera, en un país cualquiera y en un tiempo indeterminado, bebe de todas las historias de niños inmersos en conflictos. Una escenografía cuidada, un vestuario atemporal y una iluminación dramátúrgicamente explícita componen un espectáculo lleno de verdad y sensibilidad.
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