En la tarde de ayer, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, poco antes de las 17, aparcaban frente al flamante edificio del Colegio San Ignacio en Arroyo Viales, dos grandes autocares de donde no paraban de salir jóvenes y sonrientes peregrinos. Eran peregrinos especiales. Chicos y chicas pertenecientes a las «Comunidades del Cenáculo» (Comunità Cenacolo) de varios países. Les acompañaban varias religiosas y sacerdotes que también irradiaban una alegría contagiosa.
Salieron a su encuentro para darles la bienvenida y las indicaciones sobre su alojamiento, los voluntarios de la Parroquia San Ignacio para la JMJ, también llenos de felicidad al verse por fin inmersos en la tarea para la que tanto se habían preparado.
No podía escapar a cualquier observador, que a pesar del largo viaje de unos, y del esfuerzo realizado en los preparativos para recibirles de los otros, el gran recinto del Colegio San Ignacio, desbordaba de alegría y vitalidad. El origen de esa felicidad que flotaba en el ambiente, sin duda ninguna, estaba en la Fe. Una Fe que en el caso de los chicos del Cenáculo, es su tabla de salvación. Ellos han encontrado en Cristo el verdadero sentido de la vida, y en el la oración, la fortaleza para salir del infierno de las drogas.
Suponemos que consciente de ello, D.Gabriel decidió que a pesar de que en la Capilla todavía faltaban los bancos, además del mosaico tras el altar, y otros detalles estéticos, se estrenara en este día tan especial.
Así es que ni bien dejaron sus mochilas en los salones acondicionados por los voluntarios para dormir -siguiendo los carteles indicativos dispuestos en italiano-, se dirigieron a la «Capella» para participar de la primera Eucaristía celebrada en la Capilla del nuevo colegio.
Nunca nos hubiésemos imaginado, que después de tantos esfuerzos realizados para conseguir terminar esta fase de la construcción del Colegio y la Capilla, no fuese D. Gabriel quien presidiera la primera Eucaristía en ella. Pero no fue así. En un gesto que consideramos de una enorme generosidad por parte del titular de la Parroquia y el Colegio San Ignacio de Loyola, la primera Misa en la Capilla del Colegio fue en italiano y estuvo a cargo principalmente de D. Massimo, el sacerdote que venía con los jóvenes de las Comunidades del Cenáculo. La homilía fue traducida al español para los demás, pero con seguridad -viendo el fervor con el que participaban-, estos chicos ávidos de alimentar su Fe, habrán aprovechado mejor la liturgia en su idioma.
En relación a la celebración en italiano, las Lecturas en español y la traducción de la homilía, dijo D. Gabriel en una breve intervención, que se está «queriendo significar de una manera especial la universalidad de la Iglesia, a la que este colegio quiere estar siempre abierto».
Al finalizar la Misa, los voluntarios de la Parroquia San Ignacio salieron en estampida para recibir a los numerosos alemanes que estaban llegando a la otra sede del Colegio, en el Paseo Vergara.
El ambiente en Torrelodones es festivo, con alegres y coloridos peregrinos por doquier. Vienen a una gran fiesta y son conscientes de ello. Más de 1500 están entre nosotros. Consideramos que es un orgullo tener en el municipio tanta gente implicada en facilitar el encuentro de los jóvenes con el Santo Padre, y un verdadero honor, contar con una Parroquia y un Colegio como San Ignacio de Loyola, que aún cubiertos de deudas y con un presupuesto paupérrimo, son capaces de dar no solo albergue, sino también manutención, a un centenar y medio de jóvenes que vienen hasta Madrid, buscando desesperadamente estar más cerca de Cristo.