viernes, 20 diciembre 2024
InicioCulturaEl Canto del Pico 1922-2022: Algunas curiosidades en el primer centenario de...

El Canto del Pico 1922-2022: Algunas curiosidades en el primer centenario de su construcción en Torrelodones

En este nuevo artículo cultural de Fernando Villaverde Martín sobre El Canto del Pico, coincidiendo con el primer centenario de su construcción, el autor hace deliberadamente abstracción de toda la problemática que rodea al singular edificio, para ofrecer a modo de homenaje, «algunas curiosidades» muy interesantes y poco conocidas sobre su historia. Lo reproducimos a continuación.

El Canto del Pico 1922-2022 . Torrelodones. Algunas curiosidades en el Primer Centenario de su construcción

(Por Fernando Villaverde Martín)

Este año se conmemora el centenario de la construcción del palacete del Canto del Pico (1920-1922), edificio emblemático del Torrelodones. Tanto la atalaya árabe, la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, como el palacete del Canto del Pico; son los monumentos más representativos de nuestro pueblo.

Este artículo quiere ser un pequeño homenaje a este edificio tan denostado como alabado. En él pretendo dar algunos datos curiosos y poco conocidos sobre su situación, su edificación y sus propietarios.

Hace ya muchos años, cuando la A-6 era la carretera de La Coruña, hacía frecuentes viajes con mi SEAT 850 y recorría los 112 kilómetros que separan Ávila de Madrid por motivos familiares, en esa época, los atascos y retenciones no existían. El viaje era agradable y tranquilo, se podía disfrutar cómodamente del paisaje.

Un día en aquellas fechas me fijé desde el coche, que en lo alto de un montículo que se veía por encima de un pequeño pueblo que se llamaba Torrelodones —y que para mí, era conocido por su atalaya—, había un edificio que desde lejos simulaba un palacio o casa señorial. Yo no sabía que podía ser aquello.

Ese mismo día, al llegar a Ávila, le comenté a mi padre lo que había visto y que no sabía que podía ser. Mi padre, que había estado luchando en la guerra de 1936-39, me dijo que esa era “la casa de Franco”; que la utilizaba a veces, y que desde el palacio de El Pardo —que también Franco lo usaba en esa época—, había una carretera que comunicaba directamente hasta este palacete, sin tener que desplazarse por la carretera de La Coruña. Esa era toda la información que tenía hasta ese momento de la llamada por mucha gente, e incluso por los vecinos de Torrelodones, como: “la casa de Franco”.

Pasado el tiempo, por circunstancias de la vida, me vine a vivir a Torrelodones con toda mi familia. Soy un aficionado de las historias locales; me gusta conocer las tradiciones, costumbres y leyendas. Me puse a investigar todo lo que se hubiera escrito sobre Torrelodones, y me dirigí hacía la Biblioteca Municipal de Torrelodones. El primer libro que encontré sobre el tema, fue: «Escudo, Geografía e Historia de Torrelodones«, de José de Vicente Muñoz. Leyendo este libro descubrí que la “casa de Franco” es un Palacete llamado El Canto del Pico, y que tiene una gran historia a sus espaldas.

El Conde de las Almenas (Londres 1866, Torrelodones 1940)

Primeramente, como es natural, tenemos que hablar de su constructor: Don José María de Palacio y Abarzuza, tercer Conde de la Almenas y Marqués del Llano de San Javier; más conocido como el Conde de las Almenas

Don José María —ingeniero Agrónomo de profesión—, mostró desde su juventud una gran afición por la cultura; y sobre todo, por coleccionar obras de arte.

Aprovechando la Desamortización de Mendizábal (1835), se decidió a viajar por toda España para comprar restos de antiguos castillos, monasterios, etc. Le interesaban los cuadros y esculturas, entre otros objetos. Así, fue montando en su casa de la calle Serrano —en Madrid—, un pequeño museo. En 1922 organizó en Nueva York una exposición con Arthur Byne con objetos artísticos de su colección particular.

Edificó el Canto del Pico en Torrelodones en 1920, donde residió hasta su muerte, en 1940. 

Elección del lugar y construcción del Canto del Pico

El lugar de elección para la construcción del palacete se dio gracias a la gran amistad que tenía el Conde con Antonio Maura. Un hijo de Maura poseía un palacete —“El Pendolero”—, en el entorno de Torrelodones. Maura lo invitó varias veces a visitarlo, y el Conde de las Almenas se enamoró rápidamente del paisaje, el clima y la tranquilidad de esta zona; y decidió construir aquí su Palacio.

El edificio empezó a construirse en 1920 por el portugués Cunhal, sobre un proyecto del ingeniero Antonio Ramos con ideas aportadas por el propio Conde de las Almenas, concluyéndose en 1922. En este edificio se integran numerosas piezas románicas, góticas o renacentistas; todos estos restos proceden de distintos monumentos originales de entre los siglos XII al XVIII. El Palacio fue declarado el 25 de febrero de 1930 «Monumento Histórico Artístico», por el rey Alfonso XIII.

El Canto de El Pico

Está ubicado en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y la posición en grados del palacete es de 40º 35’ 21’’ N. 3º 55’ 31’’ W. Situado a 30 Km. de Madrid en lo más alto del término de Torrelodones, en sus proximidades hay un punto geodésico que señala la altitud sobre el nivel del mar (1.005,887 metros, según reseña vértice geodésico del Instituto Geográfico y Catastral).

Definición de mojón geodésico: ”Mojón geodésico o catastral es un hito de piedra u hormigón que se sitúa en la posición exacta de un punto o situación geodésica o catastral” (Enciclopedia Larousse).

El palacio está dentro de la finca del mismo nombre, con una extensión de más de 800.000 metros cuadrados. Un 15 % de dicha finca se encuentra en el término municipal de Hoyo de Manzanares, y el resto en el de Torrelodones. La propiedad está rodeada de una cerca de piedra de 10 kilómetros, con una altura media aproximada de dos metros.

La entrada principal a la finca se halla situada en la carretera de Hoyo de Manzanares —“pasada la llamada Cuesta de la Asomadilla” hay una acceso doble para los automóviles, con dos puertas; aunque una de ellas está inutilizada—. A cada lado de las puertas se encuentran bajo la vegetación, las siguientes inscripciones: “CANTO DEL PICO” y “PEÑA ALMENAS”.

A un lado de la entrada hay una especie de garita y la antigua casa del guarda. Desde aquí, un tramo de carretera de algo más de un kilómetro llega hasta el palacete. También, cerca del palacio, hay una casa construida para el servicio de la casa del Conde que se llama Peña Bermeja.

El Canto del pico ha sufrido dos incendios. El primero en 1979, se calcinaron 20 hectáreas de terreno. El Diario de Burgos lo publicaba así… «Incendio Forestal en una finca de la familia Franco. Un incendio de considerables proporciones se produjo, sobre las tres de la tarde de hoy (17 de julio de 1979), en la finca “Canto del Pico”, propiedad de la familia Franco situada en la localidad de Torrelodones.

El fuego, que quedó dominado a unos 50 metros del caserón central de la finca, quemó unas veinte hectáreas de terreno y la entrada del chalet que la nieta del general Franco, Merri Martínez Bordiú Franco, tiene dentro de la finca…».

El otro se produjo en 1988, y quemó todo el tejado del palacio. La Comunidad de Madrid se encargó de reponer el tejado, que es como se encuentra en la actualidad.

En su entorno se encuentran agrupaciones rocosas. La más cercana está formada por varias piedras con una altura de 15 metros, un peso de varias toneladas y con forma de pico de ave. Este podría ser el origen del nombre del palacio. También hay quien asegura que el nombre se debe a que el palacio está en lo alto de un pico.

Desde la terraza del palacio se domina la Sierra de Guadarrama y se divisan más de 30 pueblos.

Algunos datos no muy conocidos referentes al Conde de las Almenas y al Canto del Pico

En primer lugar tenemos que decir que El Conde de las Almenas, en la declaración de la Renta de 1933, declaraba —entre otras posesiones— que tenía una «VIVIENDA: en Torrelodones. Casa llamada “Canto del Pico”. Monumento español, número 562 del Catálogo de los declarados Nacionales, Arquitectónico e Histórico Artísticos, sin liquidación imponible con arreglo a la ley votada en Cortes Constituyentes en 13 de Mayo de 1933…».

En la declaración también expresaba que «Poseo 2 automóviles marcas Ford y Rolls Royce de 17 y 22 Cv. En Madrid los dos…».

Anteriormente, en marzo de 1928, al Conde le reclaman de la Dirección de Aduanas, que «no ha matriculado un camión de su propiedad». A lo que el Conde contesta: «que compré un camión Peugeot… en el verano de 1920… Si en todo este tiempo no he tenido matriculado a este camión, ha obedecido a que lo he tenido dedicado a trabajos en el interior de esta finca, sin haber salido de ella».

El cañoncito

Otra curiosidad es un pequeño cañoncito que se usaba para anunciar la hora a los trabajadores de la finca: «El Conde de las Almenas se subió al comedor, donde estaba leyendo el “Libro de la Sabiduría”; la chimenea, coronada por un sarcófago de alabastro, ardía creando un ambiente muy agradable, y de cuando en cuando se asomaba a la terraza y dialogaba unos momentos con Maura. En esa terraza hay una fuente de agua corriente, en el centro, había un velador sólido de hierro y mármol, del que solo queda el pie, y encima había un cañoncito de bronce de la época de Carlos III, de los que se cargaban por la boca, con cazoleta para el cebo, y un orificio para comunicar la combustión a la carga. Cuando el sol marca la hora meridiana, un juego de espejos concentra sus rayos sobre la pólvora, y hace explosionar, anunciando la hora a los trabajadores de la finca. La campana de Palacio, con dos repiques, era la señal para dejar el trabajo.

En el Canto del Pico trabajaban en octubre de 1936 un total de diez personas. En un documento del archivo histórico de Torrelodones, se detallan todos los gastos del mes de octubre de 1936. En la nómina encontramos a tres guardas, un mecánico, (el mejor pagado de todos: 500 pesetas al mes), una doncella, un pinche, una cocinera, y además a tres jornaleros que los paga semanalmente entre 36 y 49 pesetas. Todo el gasto de ese mes —en el que se incluye la gasolina para motores, la luz, el agua y gastos varios—, asciende a 3.000 pesetas.

Inscripción en la escalera por fallecimiento de Don Antonio Maura

Como sabemos, don Antonio Maura visitaba muchas veces el Canto del Pico. Era muy aficionado a la pintura y desde una de sus terrazas disfrutaba pintando los paisajes. Uno de esos días se sintió indispuesto y murió bajando las escaleras.

Don José María de Palacio, que era muy aficionado a las inscripciones, mando hacer una inscripción. Popular —aunque erróneamente—, se la conoce así: “Cuando bajaba por esta escalera subió al cielo don Antonio Maura Montaner”.

Lo que realmente estaba escrito era: «Salgo yo apercibido y dispuesto como salió por aquí D. Antonio Maura para emprender su paseo a la Eternidad. Al acabar de bajar esta escalera, empezó a subir la de la Gloria«.

Descripción del canto del pico en “Cuentos del Viejo Mayoral» en 1955

Hemos podido comprobar que hay numerosas descripciones del Canto del Pico. Entre las que he encontrado, esta me parece muy curiosa, y creo que poco conocida. En ella encontramos a dos personajes que acompañan a unos toros al apartadero que Don Eulogio de Oñoro poseía cerca de la Estación de Torrelodones, y en un descanso comentaban:

«Nuestra conversación, como siempre, giraba sobre esta finca. Empezábamos diciendo que, a juzgar por la del guarda, que estaba a la vista, la casa del señor conde debía ser tremenda. Aquella por fuera, tenía el aire de un hotel lujoso y no le faltaba detalle; hasta tenía un gato fingido en el tejado.

De la casa principal se contaban muchas cosas. Se decía que, para entremeterlas en la fábrica, había traído de no sé qué andurriales unas piedras que tenían sus intríngulis. Que aunque el “tejao” se componía de tejas viejas y musgosas, hechas añicos, como si hubiera “pasao” una mana de toros, esto era una broma, pues el verdadero “tejao” estaba nuevecito… y debajo.

Se sonaba también que habían venido unos pintores alemanes con una pintura especial para imitar el paso de los años. Y que por dentro había cosas maravillosas, como el piso del despacho, que era un peñote de granito, tan “pulimentao” como las columnas del Banco del Río de la Plata (con piedra traída de El Berrocal, por cierto), cuya preparación había costado diez mil duros. Otros contaban que, apretando un botón, venía un maniquí a traer un bock de cerveza. En fin, el señor conde había hecho por aquellos años una obra nueva completamente antigua, pues hasta se las arregló para que flotase sobre su posesión eso que llaman la leyenda, como en los castillos de los tiempos de Mar-Castaña.

Precisamente, el día de autos nos fijásemos mucho en aquella piedra cortada a pico, sobre la que se veía una horca vacía, en la cual una mañana apareció un monigote ahorcado, llevando puesto un impermeable y un paraguas en el brazo y con media vara de lengua fuera. Dicen que subió al ayuntamiento de Torrelodones a rogar que quitasen de allí el espantapájaros, porque ya no estábamos en los tiempos de los señores de horca y cuchillo. Yo no respondo de que todo esto sea cierto; me limito a registrar el tole-tole que había…».

Otra descripción del palacete la encontramos en el libro de Joaquín Giménez Arnau, “Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco(1981). Curiosamente, en este libro Jimmy se refiere al palacete como “la Casa del Viento”, y la describe así tras una visita que realizo en 1988:

«En 1988 visité la Casa del Viento, un palacete de arquitectura ecléctica a 1.012 metros de altura, con una fachada de piedra de gran mampostería, con torres y coronas de metal, arcos ojivales y de medio punto; una capilla con un Cristo crucificado en policromía, detalles barrocos…».

Algunos escritores famosos que estuvieron en el Canto del Pico

En el Canto del Pico —además de los propietarios: el Conde de las Almenas, Francisco Franco, o José Antonio Oyamburu (SHL)—, por sus entrañas pasaron numerosos personajes.

Aquí, como hemos dicho anteriormente, murió Antonio Maura. Aquí se instaló el mando militar republicano desde donde dirigieron la Batalla de Brunete: Miaja, Prieto, y Vicente Rojo. En Julio de 1937, nos encontramos con una curiosa reunión en el Canto del Pico de varios autores famosos, asistentes a un congreso internacional de escritores celebrado en 1937:

«…Allí acudirían Negrín, Prieto, Miaja, Rojo, el ruso Stern y algunos asistentes al II Congreso Internacional de Escritores celebrado en Valencia y Madrid en julio 1937, como André Malraux, John Dos Passos o Ernest Hemingway (su novela Por quién doblan las campanas está basada en una batalla de la Sierra de Guadarrama)».

Este artículo, con unos cuantos apuntes, es un pequeño homenaje al centenario del Canto del Pico. Pero si quieren saber más datos sobre su historia, sus elementos arquitectónicos, o algunos de sus acontecimientos importantes; toda esta información sobre el Canto del Pico la pueden encontrar en el  libro ya citado anteriormente de Don José de Vicente Muñoz (Escudo Geografía e historia de Torrelodones) y en Crónicas de Torrelodones y la Comunidad de Madrid. Ambos libros se pueden consultar en la Biblioteca de Don José de Vicente Muñoz (pueblo) o en el sitio web del Archivo Histórico municipal de Torrelodones.

Por último, quiero dejar constancia de algo que es muy importante no olvidar: que la finca es una propiedad privada y que está totalmente prohibido el paso, tanto a la finca como al edificio.

Fernando Villaverde Martín

Bibliografía:

  • Libros “Escudo, Geografía e Historia de Torrelodones«, «Crónicas de Torrelodones y Comunidad de Madrid» de José de Vicente Muñoz.
  • Revista el Ruedo Cuentos del viejo mayoral, 7 de abril de 1955.
  • Artículo La Razón Luis Alejandre, el 3 de julio de 2010.
  • Libro Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco” Joaquín Giménez Arnau (1981).
  • Artículo La Voz de Torrelodones y Hoyo de Manzanares “El Palacio del Canto del Pico 1920-2005” Fernando Villaverde Martin (2.005).
  • https://www.torrelodones.es/archivo-historico-municipal
ARTÍCULOS RELACIONADOS
Más

    Últimos artículos