El Hospital General de Villalba permite que los padres acompañen a sus hijos al quirófano durante la inducción anestésica. Más de 100 padres se han acogido a esta iniciativa desde que fue implantada en marzo. Existen trabajos que demuestran que es una de las estrategias más efectivas para disminuir la tensión emocional que implica pasar por el quirófano, tanto para los padres como para los niños, informa el hospital madrileño.
Uno de los momentos más tensos emocionalmente para los niños que van a someterse a una intervención quirúrgica es el de la separación de sus padres. Conscientes de esta realidad, el Servicio de Cirugía Pediátrica y de Anestesiología del Hospital General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha un proceso de humanización que tiene por objetivo disminuir la tensión emocional que supone esta situación para los niños quedarse en manos de los profesionales sanitarios antes de dirigirse al quirófano para someterse a una operación.
Desde su inicio en marzo de este año, los más de cien niños que han tenido que pasar por quirófano han estado acompañados de sus padres, lo que pone de manifiesto el éxito y la buena acogida de esta posibilidad, disponible para los menores de hasta 10 años.
Esta iniciativa se enmarca dentro del Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria impulsado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
«Existen evidencias de que dichos momentos producen en los menores terrores nocturnos, pesadillas, alteraciones de comportamiento, siendo una de las estrategias más efectivas, sin efectos secundarios, ni riesgos, el acompañamiento al menor en el acceso al quirófano y mientras dure la inducción anestésica, al objeto de que el proceso resulte lo más confortable posible para el menor», afirma el doctor Ricardo Diez García, Jefe de Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital General de Villalba.
Aprovechando que la inducción anestésica pediátrica suele realizarse con gas (Sevoflurano en la actualidad), «el padre o la madre colocan la mascarilla facial con los gases suministrados por el anestesista hasta el momento en el que el niño comienza a dormirse. En ese instante, el progenitor es acompañado al exterior del quirófano hasta el área de espera de los familiares donde permanecerá hasta que finalice la intervención y vuelva a acompañar al niño durante su recuperación en Reanimación o bien, si la operación se prevé de muy corta duración, al box donde se desarrollará el postoperatorio», explica el doctor José Luis Gracia Martínez, Jefe de Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital General de Villalba.
Confianza y tranquilidad
Este proyecto contribuye «a mejorar la percepción del proceso quirúrgico a que se someten los niños tanto por éstos como por sus padres». «Existen trabajos que demuestran los beneficios de esta práctica sobre el postoperatorio», prosigue el doctor. Es frecuente que en la consulta previa «se nos solicite dicho acceso porque trasmite confianza en el proceso y supone una mayor tranquilidad a los padres», añade el facultativo Ricardo Díez García.
Los padres que decidan acompañar a su hijo durante la inducción anestésica deberán firmar el consentimiento informado de entrada a quirófano en la consulta de Preanestesia donde se detallan una serie de medidas que deben cumplir para garantizar la seguridad del paciente y facilitar la labor de los profesionales implicados, informa el doctor José Luis Gracia Martínez para concluir.