viernes, 29 marzo 2024
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Viaje al centro de la Torre de Torrelodones

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El pasado sábado 24 de marzo, tuvimos el privilegio de volver a ver las entrañas de la Torre de los Lodones, la misteriosa señal de identidad de nuestro pueblo. Decimos “misteriosa”, porque a pesar de que mucho se ha escrito sobre la “Atalaya de Torrelodones”, lo cierto es que tanto su origen como función, continúan siendo un misterio. Son fascinantes las “teorías” que le atribuyen un origen “moro”, así como otras que la asocian a una red que tendría por finalidad vigilar y defender Toledo, o formar parte de la delimitación del Real del Manzanares.
Interesada en profundizar en el conocimiento de nuestra emblemática Torre, la Asociación Española Amigos de los Castillos (A.E.A.C.) , solicitó autorización al Ayuntamiento para poder visitar su interior. Así es como el pasado sábado, el Concejal de Medios de Comunicación y Atención al Vecino, Ángel Guirao, atendiendo a la petición de esta asociación cultural fundada en 1952 y declarada de utilidad pública en 1966, se reunió con algunos de sus integrantes y les franqueó el acceso.
Explicación del arqueólogo Pablo Schnell (Sección Investigación A.E.A.C.)«La referencia escrita más antigua es un documento de 1275 en el que se la nombra como ‘castillejo’, aunque varios especialistas consideran que su fábrica es muy anterior, relacionándola con otras atalayas fechadas en época islámica en la sierra norte de Madrid”, explicó al pie de la Torre, Pablo Schnell, arqueólogo de la Sección Investigación de la A.E.A.C. Los promotores de esta teoría “basan su argumentación en algunos elementos arquitectónicos, como la zarpa y su cercanía con la de la Torrecilla, asociada a cerámicas califales. Esta segunda torre se localiza en el campo de maniobras de la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares”, comentó Schnell.
Según el citado arqueólogo, otros investigadores consideran que su construcción es más tardía, “cercana a la fecha del mencionado documento” de 1275. Su aspecto actual “se debe a una restauración del s. XX, ya que por entonces se hallaba ruinosa y desmochada. El airoso matacán fue colocado entonces, reproduciendo el que se aprecia en un grabado antiguo de la torre”, comentó Pablo Schnell mientras enseñaba una reproducción del grabado al que hacía referencia.
La vertiginosa escalerilla de acceso a lo alto de la torreLa comitiva pudo observar la construcción por dentro, donde encontraron algún fragmento de cerámica, y los más intrépidos –incluyendo el Concejal- ascendieron por la vertiginosa escalerilla, para llegar a lo alto de la torre, y poder disfrutar de las maravillosas vistas, además de realizar fotografías y analizar con qué otros puntos podría conectarse visualmente la torre, en su función de puesto de “vigilancia”.
Para los que ya conocen el interior de la Torre, comentar que quizás los únicos cambios visibles desde los años en que permanecía abierta, sean un gran farol eléctrico, y la sustitución de la antigua escalerilla oxidada, que no llegaba hasta el suelo y exigía pegar un salto para acceder a ella. Arriba en el exterior, hay una estructura metálica, seguramente destinada a sujetar la «Estrella de Navidad» luminosa que se coloca todos los años.
Entusiasmados, los miembros de la A.E.A.C. prometieron volver con personal técnico, y uno de ellos lanzó la idea de que -sin dañar las paredes interiores ni incurrir en excesivos gastos- se dotara a la torre de una escalera metálica de caracol, que permitiese que pueda ser visitada sin peligro, incluso por los colegios.
En la siguiente galería, pueden verse imágenes de la visita, y las vistas de Torrelodones desde su histórica Atalaya.
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